Publicidad

A partir de hoy quizá puedas ver pequeñas pegatinas como esta a lo largo y ancho de nuestro barrio. Siempre sobre otras publicidades ya instaladas y sin tapar sus mensajes.

Huerta de Beroiz

El sábado tomé estas fotos de la huerta de Beroiz, ubicada en el meandro de la Vuelta de Aranzadi. Disfrutarlas porque pronto las máquinas excavadoras le pasarán por encima para hacer un parque.

Valla publicitaria

De un tiempo a estar parte la valla que cerca nuestra campa se ha convertido en el escaparate ideal para exhibir todo tipo de publicidades y promociones.

Río Arga (y II)

Acabamos con este despropósito añadiendo un par de fotografías más que documentan el estado de absoluto abandono de parte de nuestro barrio. Parece que levantar una valla da licencia a determinadas empresas para acumular basura como si de un vertedero si tratara. En fin.

Desde arriba

Os dejamos aquí cómo ve Google Maps a nuestras Campavecinas.

  Río Arga

Arantzadi

San Pedro

Paseo de Anelier

Río Arga (I)

Si al otro lado, subiendo hacia el monte Ezkaba, queda la cabeza del Boulevard de Anelier, esto propiamente debe ser el culo si atendemos a la cantidad de mierda que acumula. Tiene todo el aspecto de que un buen día los obreros que estaban dispuestos a acometer la obra de un nuevo edificio de viviendas, que debía cerrar la manzana, echaron a correr para no volver nunca más.

A vista de pájaro

Así se ve nuestra campa ahora mismo en Google Maps. La imagen tiene cierto tiempo porque todavía podían aparcar los coches y el recinto no estaba vallado.

Arantzadi amurallado

¡Estamos de vuelta tras el parón del verano! Y como comienzo de curso, os dejamos un par de fotos sobre lo que está ocurriendo en el meandro de la Vuelta de Arantzadi. Ya sabéis, esa zona principalmente de huertas -aunque haya otros usos- en la que el Ayuntamiento de Pamplona se ha empeñado en entrar como elefante en cacharrería.

Lo que le gusta a los gobernantes en general levantar muros que nos dividan, que nos aparten, que nos separen, que nos impidan acercarnos los unos a los otros. 

Pero ayer esos muros no consiguieron ese propósito, sino más bien al contrario. Porque, mientras el Ayuntamiento intentaba impedir de esta forma tan burda el acceso a Arantzadi, los vecinos y amantes de esta zona volvimos a utilizarla, como hemos hecho siempre. Y de paso, en gran parte gracias a los muros levantados, conversábamos entre nosotros, nos preguntábamos por el futuro de aquello que amamos y nos dolíamos por la necedad de aquellos que nos gobiernan.